Las ferreterías tuvieron un crecimiento de 40% en sus ventas durante la crisis sanitaria de Covid-19. Igualmente, hubo una alta demanda de albañiles, carpinteros, pintores y plomeros
A la casa le salieron todos los males en 2020, pero desaparecieron en el encierro.
Resulta curioso que mucha gente, aislada en su casa en la Ciudad de México para evitar el contagio del nuevo coronavirus causante de Covid-19, solicitó que le construyeran su propio asador en el jardín; otros pintaron con colores claros sus paredes, cambiaron las llaves de los baños e instalaron su oficina para el home office.
Pocos escaparon de las remodelaciones de las casas durante la crisis sanitaria de Covid-19, una pandemia que a los ferreteros les generó ventas récord, nunca vistas en la historia reciente.
Los consumidores también acudieron a las tiendas de pisos y azulejos para hacer cambios dentro de sus hogares. Al darle el banderazo de salida y no bajar las cortinas entre abril y mayo de 2020, como sí sucedió con la industria minera, automotriz, cervecera y maquiladora, se abrió un camino para la buena salud de las ferreterías, de las tiendas donde venden pinturas y de las aplicaciones móviles (apps) que consiguen, por vía remota, carpinteros, pintores, albañiles y demás mano de obra calificada.
“Todos deterioros en sus paredes. Observaron el [estado del] yeso; notaron que los focos de la cocina y el baño no prendían, que la llave siempre estaba goteando. Además, la esposa dijo: ‘Oye, ahorita no estás haciendo nada; ponte a remodelar la casa’”, cuenta Rubén Méndez Ortiz, presidente de la Asociación de Ferreteros y Tlapaleros de Nuevo León.
Foto: © Angélica Escobar
El empresario recuerda que los analistas económicos pronosticaron una depresión económica en México, pero en el negocio ferretero más bien ocurrió un crecimiento de 40% en sus ventas durante la crisis sanitaria de Covid-19.
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El dueño de una ferretería en Monterrey, Nuevo León, señala que no se construyeron más viviendas ni departamentos durante la pandemia de Covid-19, sino que la gente decoró, mejoró e implementó arreglos y cambios en sus casas, que estaban en malas condiciones.
El confinamiento por la pandemia provocó que mucha gente aprovechara sus tiempos de ocio para pintar, reparar la jardinera, darle una “manita de gato” a la sala, cocina y baño, así como para impermeabilizar la azotea de la casa y protegerse de las lluvias. El confinamiento orilló a las personas a invertir en mejorar las condiciones de su vivienda y en condicionar espacio para el home office, dice Javier García, director de Expo Nacional Ferretera.
La casi obligada reclusión en casa provocó que las ventas de varios productos usados para la remodelación de viviendas se incrementaran entre 30% y 50%. El mercado ferretero crecía a un ritmo anual de entre 6% y 7%, pero este año las ventas han sido notorias, atípicas e inusitadas y el sector es uno de los más dinámicos de la economía mexicana, con o sin pandemia, agrega Javier García.
La venta de puertas y herrajes se disparó 44.66% en las ferreterías en México; la comercialización de martillos y herramientas creció 8.2%; la distribución de tuberías de PVC y tubos de plomería subieron 7.2%, todo ello, de acuerdo con un análisis de la Asociación de Ferreteros y Tlapaleros de Nuevo León.
El valor de mercado ferretero es de 24,000 millones de dólares (mdd), lo que representa 2% del producto interno bruto (PIB) de México. Hay 70,000 ferreterías de barrio, industriales y los grandes jugadores extranjeros, como Home Depot.
La especialidad en ferretería es muy antigua en México y nace desde las tiendas de los ranchos y de las comunidades donde se conseguía todo lo que se quería y necesitaba: herraduras, maíz, alambre para la cerca… La ferretería se especializó en la venta de material para mejorar el entorno, la casa, el negocio, y ahora se convirtió en un negocio clave para frenar la propagación del virus surgido en China en diciembre de 2020.
“Vendíamos mascarillas para el soldador de acetileno y para el señor que está pintando, pero [de pronto] todo mundo requería de una para no contagiarse de Covid-19”, afirma Méndez Ortiz.
La demanda de las mascarillas asaltó a las ferreterías desde el 30 de marzo de 2020, cuando el gobierno de México declaró la contingencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, y ordenó suspender actividades no esenciales por un mes, y después pidió a los mexicanos quedarse en casa otros 30 días.
De inmediato, miles de personas se encerraron y los primeros días todo fue felicidad. Luego cambió todo, cuando vieron que no tenían nada que hacer. Unos buscaron reunirse o hacer fiesta por Zoom, otros leían o veían series en la televisión por Cable o Netflix, o decidieron que era momento de darle un retoque a las paredes y de ponerles un poco más de colores claros.
Pintaron la casa
“El volumen de pintura arquitectónica que se desplazó para el mantenimiento y remodelación del programa ‘Quédate en casa y pinta tu hogar’ compensa la caída de las ventas del sector de la construcción y automotriz”, comenta Víctor Manuel Leal González, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Pinturas y Tintas (Anafapyt).
Los productores de pintura y distribuidores fueron declarados por la Secretaría de Salud (SSA) como “empresas esenciales” en la pandemia de Covid-19. Sin embargo, en algunas entidades, como la Ciudad de México, cerraron los puntos de venta a petición de las autoridades locales, quienes buscaron siempre frenar la cadena de contagios.
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Las ventas de pintura subieron entre 1% y 3%, dice el representante del organismo que agrupa al 80% de los fabricantes de pintura en México y producen 1,300 millones de litros de pinturas.
El programa “Quédate en casa y pinta tu hogar” disparó la venta de pinturas en las 65,000 ferreterías y tlapalerías, en las 15,000 tiendas especializadas en la venta de pintura y en las 6,000 tiendas de autoservicio.
“No nada más fue el efecto de la pintura para que las familias se quedaran en su casa a pintar una pared; también las empresas hicieron lo propio, como ponerse al día en cuanto al mantenimiento”, dice Leal González.
“Muchas plantas y fábricas pararon sus operaciones durante la crisis sanitaria, pero hicieron mantenimiento general y pintaron sus instalaciones”, explica el presidente de Anafapyt.
La demanda de oficios
Foto: © Angélica Escobar
La venta de pintura para la industria automotriz fue la más afectada porque, durante dos meses, se suspendieron las operaciones en las líneas de ensamble de automóviles. Cada año se vende 10% de la producción de pintura a la industria automotriz.
“La pintura que más se vende para el mantenimiento de casas y edificios es la vinílica, base agua, que puedes comprar en una tienda especializada, en una ferretería o en autoservicios. Esa pintura fue la que más tuvo movimiento en la pandemia”, dice.
Para realizar home office y llevar el encierro de la mejor manera posible, los mexicanos acondicionaron espacios cómodos, limpios, agradables, ordenados y sin fugas de agua. Un alto desempleo en México, producto de la crisis económica y sanitaria por Covid-19, hizo que muchas personas capacitadas con un oficio empezaran a ejercerlo y ofrecerlo por medio de aplicaciones móviles.
“La crisis sanitaria dio el pretexto perfecto para reunirse en familia”, cuenta Francisco Daniel Rocha Estévez, fundador de Joob, una aplicación móvil que pone en contacto mano de obra técnica o especializada (como electricistas, plomeros, cerrajeros, pintores, albañiles, programadores y hasta profesores de matemáticas) con quien necesita de sus servicios.
Un maestro albañil registrado en la aplicación Joob, fue contratado para la edificación de 10 obras en viviendas de la Ciudad de México durante la crisis sanitaria. Sin embargo, siete de ellas fueron “menores”: se le pidió sólo construir asadores de carne.
“Los pequeños asadores cambiaron la dinámica familiar, porque no podían salir a los restaurantes a comer y entonces compraban sus cortes de carnes y los hacían en casa”, dice Rocha Estévez.
El costo de los asadores va desde 1,000 pesos (que son los ladrillos y la barra de metal para colocar los cortes de carne), hasta 40,000 pesos, que incluye mesas para que convivan las familias. Desde que comenzó la pandemia, en México se incrementó 35% la suscripción de nuevos trabajadores o de personas que ofrecen servicios de albañilería, electricidad, plomería, herrería y hasta profesores de matemáticas.
“Todos tenemos un abuelo, un primo o un conocido que se dedica a pintar casas o que hace trabajos adicionales en sus ratos libres para ganarse un ingreso extra”, señala Rocha Estévez.
“Cada mes, durante la pandemia de Covid-19, en México recibimos entre 500 y 600 solicitudes de contratación de gente con oficio de herrero, albañil, carpintero o pintor y otros semejantes”.